The following is a Spanish translation of “The Evil of the National Security State” by Jacob G. Hornberger. The translation was done for FFF on a complimentary basis by a FFF supporter in Spain. Please share it with your Spanish-speaking friends.
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En 2009 un funcionario retirado del ministerio del exterior de EEUU, Walter Kendall Myers, 73, nieto de Alexander Graham Bell, y su esposa, Gwendolyn, 72, se confesaron culpables de espiar para Cuba durante 30 años. Su delito, pasar a Cuba secretos de la “defensa nacional” de EEUU. Dentro del acuerdo entre las partes, él fue condenado a cadena perpetua y ella a 81 meses de prisión.
En su sentencia, la presidenta del tribunal, la jueza de distrito federal Reggie B. Walton, reprendió a los Myers por lo que habían hecho. Walton les dijo: “Si alguien desprecia al gobierno americano al extremo de lo que parece ser el caso, pueden coger sus trastos y marcharse y no que continúen gozando de los beneficios que este país ofrece para disponerse a socavarlo a la primera ocasión.
¿Qué movió a los Myers a espiar para Cuba? No fue dinero, pues no hubo pago alguno por lo que hicieron. Dijeron a la jueza que desde hacía mucho tiempo seguían la filosofía del comunismo y socialismo, así como los principios de la revolución cubana. Así dijeron:
No actuamos por rencor a EEUU ni por forma alguna de antiamericanismo. No teníamos la intención de causar daño a ningún americano. Nuestro único objetivo era ayudar al pueblo cubano a defender su revolución. Tan sólo confiábamos en prevenir un conflicto.
La ministra del exterior, Hillary Clinton, ordenó una detallada estimación de daños para determinar hasta qué punto la acción de los Myers había afectado a la seguridad nacional.
Hay varios aspectos fascinantes en este caso, todos los cuales arrojan luz sobre la política exterior de EEUU bajo el estado de la seguridad nacional en los últimos 70 años.
En primer lugar, la jueza no pareció nunca cuestionar u objetar la conducta del gobierno de EEUU hacia Cuba desde la revolución de 1959 en dicho país. Es como si ni siquiera hubiese pasado por su mente esa idea. Parecía haber concluido automáticamente que, dado que los Myers habían pasado a Cuba información clasificada de la “defensa nacional”, no había más que hablar. Para la jueza eso suponía sin duda que los Myers odiaban al gobierno de EEUU y que deberían haberse ido a Cuba y no socavar América.
En realidad, no obstante, la cuestión es mucho más compleja, y, si Walton hubiese hecho bien su trabajo como jueza, debería haber tenido en cuenta la política exterior de EEUU hacia Cuba al determinar si aceptaba o no la duración de las condenas de prisión a los Myers previstas en el acuerdo.
¿Cuál fue la información específica que los Myers proporcionaron a Cuba? Por desgracia, bajo los principios de la “seguridad nacional”, el gobierno de EEUU no quiso revelar esa información al pueblo americano, lo que resulta extraño, puesto que los funcionarios cubanos ya la tienen. Pero la información, sea lo que sea, no podría haber tenido nada que ver con la “defensa nacional”, simplemente porque Cuba nunca ha emprendido acciones agresivas contra EEUU. Muy al contrario, la información que los Myers transmitían a Cuba tenía que ser de la naturaleza de “ataque nacional” o “agresión nacional”, porque en los últimos 50 años ha sido siempre el gobierno de EEUU el que ha atacado a Cuba, no al revés.
¿Cuál ha sido la naturaleza del programa de agresión del gobierno de EEUU contra Cuba durante el último medio siglo? Asesinatos, terrorismo, sabotaje, invasión militar y, ni que decir tiene, el continuado mantenimiento del brutal embargo que, en combinación con el sistema económico socialista de Cuba, ha desangrado al pueblo cubano durante más de 50 años.
Tampoco la crisis de los misiles cubanos en 1962, que llevó a EEUU y a la Unión Soviética al borde de una guerra nuclear, fue debida a un acto de agresión por parte de Cuba y la Unión Soviética, como los americanos vienen aprendiendo desde su primer año de escuela.
Por el contrario, la verdad es que fue el estado de la seguridad nacional y, en particular, su determinación por invadir Cuba lo que precipitó la crisis. He aquí lo que realmente sucedió.
Tras el desastre de Bahía Cochinos, el pentágono y la CIA estaban más decididos que nunca a deshacerse de Fidel Castro y reemplazarlo por un peón sumiso a EEUU. El estado mayor conjunto presentó a Kennedy un plan, unánimemente aprobado, para invadir Cuba. El plan, llamado operación Northwoods, es una de las propuestas más chocantes en la historia del estado de la seguridad nacional.
Operación Northwoods
La operación Northwoods requería que funcionarios de EEUU iniciasen ataques terroristas en suelo americano, a lanchas de exiliados abandonando Cuba y a la base militar de Guantánamo. El plan incluía también el secuestro de aviones. Los terroristas parecerían agentes cubanos, aunque en realidad sería personal de EEUU disfrazado de cubanos.
Según la operación Northwoods se mataría a personas reales, incluyendo americanos. El presidente, que naturalmente estaría implicado, iría a la televisión nacional y, mirando fijamente en la cámara, informaría al pueblo americano de que Cuba había atacado a EEUU. Dicho de otro modo, mentiría a los americanos y a todo el mundo. Después anunciaría que, por razones de seguridad, estaba ordenando la invasión militar de Cuba.
Uno de los aspectos más curiosos de la operación Northwoods era la creencia, dentro del estado mayor conjunto, de que una conspiración tan amplia, que obviamente implicaba a personal militar y de la CIA, podría ser y sería mantenida secreta para el pueblo americano y el resto del mundo – y, además, por muy largo tiempo. Pero así fue. Ninguno de los que conocían el plan, incluyendo a todo el estado mayor conjunto, habló jamás. El gobierno de EEUU consiguió así mantener secreta su propuesta durante más de 30 años, hasta que la JFK Records Act de 1992, decretada a raíz de la película de Oliver Stone JFK, dio lugar a que el plan fuese revelado al público.
Otro aspecto a destacar de la operación Northwoods era la disposición del pentágono a sacrificar las vidas de gente inocente, inclusive ciudadanos americanos, como parte de los falsos ataques terroristas para explicar la invasión de Cuba. La idea, que siempre ha sido el principio rector del estado de la seguridad nacional, sobre todo para la CIA y los militares, era que el fin justifica los medios.
En honor a Kennedy hay que decir que él rechazó la operación Northwoods. Pero esto no disuadió ni al pentágono ni a la CIA de seguir apoyando la invasión de Cuba. Cuando transcendió, las habladurías sobre invadir Cuba incluían también a la Unión Soviética.
Si bien las fuerzas de Castro podrían derrotar a una pequeña partida de exiliados cubanos, como en Bahía Cochinos, aguantar una invasión militar en toda regla de Cuba era otra cosa. Castro sabía que no tenía opción. Si los militares americanos invadían Cuba, sus efectivos serían vencidos fácilmente y él sería depuesto o, más bien, moriría en la operación.
La crisis de los misiles
¿Qué es lo que movió a Castro a aliarse con la Unión Soviética para instalar misiles nucleares en Cuba? No fue con la idea de iniciar una guerra nuclear con EEUU, sino, al contrario, con la de impedir la invasión de Cuba por EEUU, que los militares y la CIA venían discutiendo, planificando y proponiendo desde el desastre de Bahía Cochinos en 1961 hasta la crisis de los misiles de Cuba en 1962.
Al final, la estrategia de Castro tuvo éxito. Si bien parecía que Kennedy había obligado a los soviets a echarse atrás y retirar sus misiles nucleares de Cuba, el precio por hacerlo fue doble: por un lado, Kennedy prometió que EEUU no invadiría Cuba, una promesa que le valió la profunda enemistad del pentágono, de la CIA y de los exiliados cubanos, y, por otro, Kennedy se comprometió a retirar los misiles nucleares apuntando a la Unión Soviética que tenía instalados en Turquía, país fronterizo de la Unión Soviética.
Durante la crisis de los misiles, los militares y la CIA estuvieron instigando a Kennedy a bombardear e invadir Cuba. Según su modo de pensar, la crisis de los misiles cubanos era la prueba decisiva de que el presidente debería haber aceptado su propuesta de invadir Cuba en los meses precedentes a la crisis. Además, los militares y la CIA veían la crisis de los misiles como la excusa perfecta para forzar un cambio de régimen en Cuba. La CIA incluso envió patrullas de sabotaje para preparar la invasión, todo sin conocimiento ni aprobación del presidente. Mientras, los militares elevaron el nivel de alerta nuclear hasta el segundo más alto posible haciéndoselo saber a los sóviets, de nuevo sin consentimiento del presidente.
Afortunadamente, Kennedy y el premier soviético, Nikita Khrushchev, fueron capaces de zafarse de la crisis. Según los datos soviéticos, más tarde documentados, los misiles nucleares estaban ya instalados y operativos con los mandos en Cuba autorizados a disparar en caso de que EEUU invadiese la isla. Si Kennedy hubiese hecho lo que el pentágono y la CIA querían de él – bombardear e invadir Cuba – no hay duda de que el resultado habría sido una guerra nuclear en toda regla.
Así de cerca puso el estado de la seguridad nacional a América y a la Unión Soviética de un holocausto nuclear. En ningún caso la información clasificada que los Myers estuvieron pasando a Cuba durante los últimos 30 años podía haber tenido algo que ver con “defensa”, como insinuó la ministra del exterior Clinton. Tenía que ver con los actos de agresión que el gobierno de EEUU estuvo cometiendo contra un régimen soberano e independiente que no se implicó en ningún momento en actos de agresión contra EEUU.
Esto es lo que los americanos con tanta facilidad olvidan – que en los 50 años de “conflicto” entre Cuba y EEUU siempre ha sido el gobierno americano el agresor y que siempre ha sido Cuba la que tuvo que defenderse de las agresiones del gobierno de EEUU.
Resumamos los hechos más importantes: Cuba no ha atacado nunca a EEUU. Cuba no ha invadido nunca EEUU. Cuba no se ha implicado nunca en ataque terroristas o actos de sabotaje ni en EEUU ni contra instalaciones de EEUU en ultramar, ni siquiera contra la base militar de Guantánamo. Nunca ha intentado asesinar a funcionarios de EEUU o cualquier otra persona en suelo americano, ni en complicidad con la mafia ni con ninguna otra organización. Nunca ha establecido un embargo económico contra EEUU y nunca ha intentado un cambio de régimen en EEUU.
Por el contrario, ha sido el gobierno de EEUU el que ha hecho todas esas cosas a Cuba. Ha invadido la isla. Se ha implicado en ataques terroristas y actos de sabotaje en Cuba. Ha intentado repetidamente asesinar a Fidel Castro y a otros funcionarios cubanos, yendo hasta el extremo de aliarse con la mafia para cometer los asesinatos. Ha mantenido un brutal embargo económico contra Cuba por más de medio siglo y una política constantemente encaminada al cambio de régimen en la isla con la intención de apartar a Castro del poder y sustituirlo por un dictador afín a EEUU.
Hay que constatar también que el congreso nunca ha declarado la guerra a Cuba, lo que constitucionalmente es el requisito previo para que el presidente haga la guerra a otros países.
Lo que la jueza Walton no tuvo en cuenta durante el proceso que condenó a los Myers es que la información clasificada que los Myers proporcionaron a Cuba durante los últimos 30 años no podía tener nada que ver con “defensa nacional”, porque EEUU nunca han tenido que defenderse de agresiones por parte de Cuba. La información que los Myers suministraron a Cuba tenía que referirse, por el contrario, a los actos de agresión del gobierno de EEUU contra Cuba, esto es, los planes relativos a asesinatos, invasiones, terrorismo, sabotaje o embargo.
Cómo deberían pensar en América
Esto es por lo que los Myers dijeron que no habían actuado por rencor a EEUU ni por abrigar ningún sentimiento antiamericano. Su intención era tan sólo facilitar información a Cuba para que ésta pudiese defenderse de la agresión de EEUU. En su opinión, el gobierno de EEUU simplemente debería haber dejado a Cuba en paz.
Pero, ya ven, para la jueza Walton y para los funcionarios en el estado de la seguridad nacional de EEUU se suponía que los ciudadanos americanos nunca pensarían así. Según los principios del estado de la seguridad nacional se contaba con que los americanos nunca harían juicios sobre lo que estaba bien o mal al tratarse de acciones de su gobierno y que se someterían a la autoridad de sus funcionarios, apoyándolos incondicionalmente sin cuestionar ni objetar nada.
Bueno, la tarea del estado de la seguridad nacional es proteger a los americanos. Los funcionarios de EEUU son los guardianes de la seguridad nacional. Son los jueces supremos respecto a lo que significa la “seguridad nacional” y a lo que hay que hacer para defenderla. Si dicen que es necesario invadir un país soberano e independiente, asesinar a sus funcionarios, aliarse con el crimen organizado, implicarse en actos de terrorismo y sabotaje en ese país y dejar exhaustos a sus ciudadanos con un embargo económico, éste es entonces el camino a seguir.
Se espera que todos los americanos estén en el mismo barco, y quien ose cuestionar o rechazar lo que el gobierno está haciendo para proteger su “seguridad nacional” será visto como persona sospechosa o, peor aún, mala y, en último caso, como enemigo del estado o “simpatizante de los terroristas” – una persona que obviamente odia a su gobierno y a su país, sobre todo, porque según los principios del estado de la seguridad nacional gobierno y país constituyen una misma entidad.
El error de los Myers consistió en suministrar la información a Cuba, lo que sin duda suponía una violación de las leyes americanas sobre el espionaje y la traición. Si, en vez de ello, hubiesen remitido la información al New York Times, la situación habría sido totalmente diferente, similar a la de Daniel Ellsberg, el funcionario del pentágono que envió los Pentagon Papers a ese periódico durante la guerra de Vietnam, o a la de Bradley Manning, el soldado americano acusado de haber entregado a WikiLeaks información clasificada que revelaba detalles muy comprometedores relativos a la política exterior de EEUU.
Sí, el gobierno habría acusado y procesado de todas maneras a los Myers, como hizo con Ellsberg y está haciendo con Manning. Además, la jueza Walton les habría reprendido también si hubiesen sido declarados culpables, Pero, al menos, la información habría llegado al pueblo americano, lo que permitiría que más americanos practicasen una cierta independencia de pensamiento y conciencia personal, produciendo a su vez un cambio en la política exterior de EEUU hacia Cuba.
Más ejemplos
Otro ejemplo de este fenómeno es el caso de los cinco cubanos. En él estaban implicados cinco agentes del gobierno cubano que fueron detenidos por funcionarios federales en EEUU, acusados de espionaje, declarados culpables y condenados a largas plenas de prisión por un tribunal federal en Florida. ¿Su delito? Llegaron a EEUU con la misión de investigar maquinaciones terroristas contra Cuba.
Por ese motivo, los cinco agentes cubanos fueron considerados malas personas por los funcionarios de EEUU -¡criminales! Imagínese la audacia de estos cinco hombres al intentar proteger a su país del terrorismo. ¿No saben ya que no se espera que Cuba se defienda contra tales cosas?
Recordemos el vuelo de Cubana 455, que despegó de Venezuela el 6 de octubre de 1976 de regreso a Cuba. El avión fue abatido por una bomba terrorista en su interior. Murieron las 78 personas que iban a bordo, incluidos los 24 miembros del equipo de esgrima cubano de 1975 ganador de medallas de oro en competiciones latinoamericanas.
El principal sospechoso de poner la bomba era un hombre llamado Luis Posada Carriles, un agente de la CIA. ¿Actuaba Posada por encargo de la CIA cuando supuestamente orquestó el ataque? Imposible saberlo. Sabemos que él y la CIA alegaron que entonces ya no trabajaba para la CIA. Pero el problema es que ambas partes dirían siempre eso, así que no hay posibilidad de saber la verdad con seguridad. Sí sabemos que el gobierno de EEUU ha proporcionado cobijo en todo momento a Posada, rechazando la petición de extradición de Venezuela, pese a existir un tratado de extradición entre ambos países. Sabemos también que el congreso se ha negado siempre a investigar formalmente si la CIA estaba detrás del ataque.
Supongamos que la CIA estaba detrás del ataque terrorista al vuelo 455 de Cubana y que los Myers hubiesen descubierto el complot cuando se estaba fraguando. De pasar esa información a Cuba, no hay duda de que habrían sido tratados de la misma manera que lo fueron por facilitar la información de “defensa nacional” que realmente pasaron a Cuba. Según el estado de la seguridad nacional de EEUU, cualquier ciudadano, dentro o fuera del gobierno, que revele información de ese tipo a un país que está en el punto de mira de la CIA es alguien obviamente que odia al gobierno de EEUU y un antiamericano.
¿Cuál ha sido la justificación para las acciones del gobierno americano hacia Cuba? La respuesta es doble: la negativa de Fidel Castro a someterse al control del gobierno americano y el hecho también de que Castro era un comunista que convirtió a Cuba en un estado comunista
Estos dos conceptos –el imperialismo de EEUU y el exagerado e irracional miedo del estado de la seguridad nacional al comunismo – fueron los principios impulsores de la política exterior americana hacia Cuba y el resto del mundo durante la mayor parte del siglo XX y XXI. Causado también un inmenso daño a nuestra nación, a nuestros valores, a nuestro bienestar económico y a nuestra libertad.